Esta semana mantuve una conversación totalmente informal con una conocida headhunter. Nos conocemos desde hace años y además del gusto de disfrutar de la buena compañía, practico lo que llamo «mantenimiento de la siembra y cultivo» de contactos 😉 .
Disfrutando de un día soleado en una terracita muy ambientada, ella con un café, yo con mi coca-cola zero (bebida oficial entre semana), hablando de lo humano y lo divino, salió el tema de lo difícil que era en ocasiones encontrar la persona adecuada en procesos de selección:
–Migue (hay confianza), el otro día en una entrevista, el candidato no fue capaz de definirme quien era !!
–Ein?….., anda ya! (coloquialmente, digamos que soy algo castizo…). No comprendo que una persona no sepa decirte quien es….se puede expresar mejor o peor, pero de ahí a no saber presentarse….
-No, no…nada que ver con eso…y veo que aún eres algo ingenuo…
Me explicó que en ésta ocasión no había encontrado candidatos «de la competencia de la empresa de su Cliente» y había echado mano de otros medios. La persona reclutada tenía un CV que se ajustaba muy bien, llevaba un tiempo en desempleo, le habían hablado bien de él, etc, etc… y ya se hacía a la idea de presentarlo a entrevista con la empresa….pero cuando le había preguntado ¿quién eres? como persona, profesional…..no había sabido contestarle, y después de seguir «rascando», pensaba que adolecía de autoconocimento y eso no era bueno.…Yo le quise restar importancia:
-bueno….lo importante es que el perfil te encaja muy bien, lo has contrastado; por lo que me dices, el trato es fantástico, y en definitiva, quitando que no viene de la competencia, es lo que busca tu Cliente, no?
Después de una larga explicación que soy incapaz de reproducir en pocas lineas, me quedó claro que consideraba que la capacidad de liderazgo se veía realmente afectada, y ésta era una de las premisas importantes de la posición….Me dio mucho que pensar.
Como no me dedico a la «búsqueda de talento», como se dice ahora, no me he preocupado de manera especial en desgranar las herramientas, fundamentos o lo que quiera que se necesite para llevar a cabo una selección. No creo que sea fácil. Cuando he hecho entrevistas a candidat@s que luego iban a ser colaborador@s míos (o de algún compañero), siempre han sido en la etapa final valorando aspectos técnicos y de manera intuitiva, emocional, cómo esa persona va a contribuir en el trabajo y va a encajar en el equipo.
A lo largo de mi carrera he hecho numerosas evaluaciones de desempeño con mis colabores, y me he dado cuenta de que no es raro en absoluto que una persona no tenga clara, de una manera diáfana, ese tipo de cuestiones. Cuesta mucho exponer el fruto de un análisis retrospectivo, mucho más cuando ni siquiera te lo has planteado.
Cuando se está trabajando de manera estable, sólo con los «problemillas» habituales, hay una tendencia a «atocinarse» en la zona de confort.
Esto es, preocuparse del día a día, llevar más o menos satisfactoriamente el trabajo, aprovechar el tiempo libre en hobbies…..y muchas veces lo más lejos que se visualiza, es a dónde ir de vacaciones y con quien.
¿Qué sucede cuando de repente la zona de confort se viene abajo (porque se sufre un ERE, por ejemplo), y resulta que hay que buscarse la vida? .¿Os acordáis de la novelilla «Quien se ha llevado mi queso» de Spencer Johnson? ¿Os suena esta música?.
En el mejor de los casos, si eres y estás muy reconocido por tu trabajo, en un entorno que es muy amplio, y «persigues la suerte con perseverancia machacona», seguramente tendrás la oportunidad de conseguir un empleo sustitutivo.
Probablemente, siendo una persona normal, seguramente ni te habías planteado un cambio y mucho menos, de ese calibre. Es decir, que te han «pillado en bragas» y no estás preparad@ para pelear y destacar en la piscifactoría de desemplead@s, para que se fijen en ti y te digan aquello de «nen@, tu vales mucho, vente p’acá».
No digo que todo el mundo deba desarrollar un canvas personal al modo «Business Model You» de Tim Clark, para conocer bien y explotar tu «marca personal» (o sí….). Sí veo totalmente necesario, tener un mínimo de auto-conocimiento para definir qué eres capaz de hacer, cómo lo consigues y qué debilidades/fortalezas tienes, como punto de partida ante una estrategia a desarrollar en caso de necesidad.
Megaconsejo:
Si tienes responsabilidades directivas, debes cuidar la salud de tu equipo con estas prácticas, apoyar a tus colaboradores en la tarea de saber qué son capaces de hacer, qué pueden mejorar, cómo contribuir mejor a la misión de tu organización y emponderarl@s.
Megaresultado:
Aumentas la eficiencia y satisfacción de tu equipo y personal, consigues una relación win-win
Y otro Megaconsejo:
A título personal, no te duermas en los laureles y aprende un poquito ( o mucho) de ti mism@, invierte en tu desarrollo personal (lee, aprende, conoce gente solvente que te oriente..)
El Megaresultado: estarás siempre mucho mejor preparad@ y tu zona de confort será bastante más amplia.
Megaconclusión: En cualquier caso, no esperes a los truenos para acordarte de Santa Bárbara 😉